Ejercicio del mes | Volver a pertenecer
Este mes queremos invitarte a hacer algo muy sencillo, pero poderoso: Reconocer tu red.
¿Qué es una red de apoyo?
Una red de apoyo es ese conjunto de personas, vínculos y relaciones que te sostienen emocional, social o incluso materialmente en los momentos difíciles. Son esos lazos que, aunque a veces no sean tan visibles, están ahí cuando los necesitas. Una red de apoyo puede incluir a familiares, amigos, compañeros de trabajo, grupos de vecinos, terapeutas, profesionales de salud, o incluso personas que has conocido en espacios comunitarios o virtuales.
Tener una red de apoyo no significa que estés rodeado de personas todo el tiempo, sino saber que hay alguien a quien acudir, alguien que te escucha, te contiene, te recuerda que no estás solo. Y tú, a su vez, también formas parte de las redes de otras personas. Somos seres sociales, y aunque a veces la vida, los duelos, las crisis o las circunstancias nos hagan sentir aislados, pertenecemos a algo mayor.
¿Por qué es tan importante tener una red de apoyo?
Porque enfrentar los desafíos de la vida, ya sean emocionales, económicos, de salud o existenciales, se vuelve mucho más difícil en soledad. La red de apoyo no elimina los problemas, pero puede aligerar la carga, darte perspectiva, o simplemente recordarte que no tienes que cargar solo. Está comprobado que las personas que cuentan con redes de apoyo sólidas tienen mayores posibilidades de atravesar las crisis, menos riesgo de desarrollar problemas de salud mental graves, y mayores niveles de bienestar general.
Además, las redes de apoyo no solo son importantes en los momentos de crisis. También nos acompañan en los logros, los pequeños triunfos cotidianos, los cambios de etapa, las decisiones difíciles. Son el tejido invisible que nos da estabilidad, pertenencia y esperanza.
¿Y qué significa la red de apoyo para las personas con discapacidad psicosocial?
Para quienes viven con una discapacidad psicosocial —es decir, personas que experimentan trastornos o dificultades relacionadas con su salud mental que afectan su vida cotidiana— la red de apoyo es aún más esencial. Muchas veces estas personas enfrentan estigmas, incomprensión o aislamiento, lo que puede profundizar su malestar y su sensación de soledad.
En estos casos, una red de apoyo no solo cumple una función emocional, sino que puede ser clave para la inclusión, la autonomía y el acceso a servicios. Puede estar conformada por familia, amigos, cuidadores, profesionales de la salud mental, grupos de apoyo, o cualquier persona que brinde acompañamiento y comprensión. La red de apoyo permite que la persona sienta que su valor no está condicionado a su diagnóstico, que puede seguir siendo parte de la comunidad, tomar decisiones y ser acompañada en sus procesos sin ser juzgada.
Para alguien con discapacidad psicosocial, la red de apoyo puede ser el puente entre el aislamiento y la vida social; entre la desesperanza y la posibilidad de construir un proyecto de vida.
Ejercicio práctico: Reconoce tu red
- Toma una hoja en blanco. Dibuja un círculo en el centro y escribe tu nombre dentro.
- Alrededor, comienza a escribir los nombres de las personas que, de una forma u otra, han estado para ti. No importa si fue hace años, si solo fue un gesto, si ya no están presentes físicamente. Escríbelos.
- Observa ese mapa de vínculos. A veces, creemos que estamos solos, pero si miramos con atención, descubrimos que hemos tenido compañía en los momentos clave.
- Luego piensa: ¿Quién podría necesitar de ti hoy? ¿A quién podrías acompañar tú, así sea con un simple mensaje, una llamada, o un recordatorio de que existe y que importa?
- Y si te nace, mándales un mensaje. No necesitas grandes palabras. A veces, un “aquí estoy” es suficiente.
Conectar no siempre se trata de estar cerca físicamente. A veces basta con recordarle al otro que no está solo.
5 tips para formar una red de apoyo sólida y consciente
- Cuida tus relaciones en los momentos de calma. Las redes de apoyo se fortalecen cuando invertimos tiempo en los vínculos, no solo cuando hay crisis. Conversa, comparte, escucha, cultiva tus lazos día a día.
- Diversifica tus apoyos. No pongas toda tu carga o necesidad de contención en una sola persona. Tu red puede incluir amigos, familia, grupos, profesionales. Cuanto más diversa sea, más fuerte será.
- Atrévete a pedir ayuda. A veces creemos que pedir apoyo es una carga para los demás, pero muchas personas están dispuestas a ayudarte si saben que lo necesitas. La vulnerabilidad genera conexión.
- Participa en espacios comunitarios. Ya sea un taller, un grupo de interés, un voluntariado o una actividad recreativa, los espacios colectivos son una gran oportunidad para ampliar tu red.
- Reconoce y valida tus necesidades emocionales. Entender qué tipo de apoyo necesitas (escucha, contención, guía práctica) te ayudará a buscar a la persona o el espacio adecuado.
5 tips para ser el apoyo de alguien más
- Escucha sin juzgar. A veces, lo más valioso que puedes ofrecer es tu escucha atenta, sin interrumpir, sin querer “arreglar” al otro, solo estando presente.
- Respeta los tiempos y procesos de la otra persona. No todos se abren de inmediato, ni todos atraviesan las dificultades igual. La paciencia y la comprensión son claves.
- Ofrece tu presencia de manera concreta. Más allá de las palabras, puedes ofrecer acciones: acompañar a una cita, estar disponible por teléfono, compartir información útil.
- Cuida tus propios límites. Para sostener a otros, primero necesitas cuidar tu bienestar. Apoyar no significa absorber o sacrificar tu salud emocional.
- Recuerda que un pequeño gesto puede tener un gran impacto. A veces, un mensaje breve, una sonrisa, o recordar a alguien que importa puede transformar su día.
Recordar que pertenecemos
A lo largo de la vida, es normal sentirnos desconectados, solos, o creer que no tenemos a quién recurrir. Pero cuando tomamos el tiempo de reconocer nuestra red de apoyo —aunque sea pequeña, aunque haya cambiado con los años— entendemos que no estamos completamente solos. Incluso en los días más oscuros, puede haber alguien que piensa en nosotros, que está dispuesto a escuchar, que ha permanecido en silencio pero sigue ahí.
También nosotros podemos ser ese alguien para otra persona. A veces no se trata de tener todas las respuestas, ni de ser el “salvador” de nadie, sino simplemente de estar, de permanecer, de recordar que juntos, la vida es un poco más llevadera.
En especial para quienes enfrentan desafíos relacionados con la salud mental o la discapacidad psicosocial, la red de apoyo es fundamental para recuperar la confianza, la autonomía y la esperanza. Pero esto no se limita a un diagnóstico: todos necesitamos sentir que pertenecemos, que somos vistos, que nuestras emociones importan y que no estamos destinados a enfrentar la vida en soledad.
Por eso, este mes, tómate unos minutos. Dibuja tu mapa. Reconoce quiénes han estado contigo, agradece esos lazos, y si sientes que hoy alguien más podría necesitar ese recordatorio, no dudes en extender tu mano.
Un simple “aquí estoy” puede ser el inicio de un nuevo tejido, una nueva oportunidad de conexión y pertenencia.
Recuerda: Conectar es un acto de cuidado, de amor y de humanidad. Todos tenemos algo para ofrecer. Todos merecemos ser sostenidos.